12.5.17

Mi balance de 2 años de ZeC en el Ayuntamiento de Zaragoza

Esta mañana, el alcalde de Zaragoza Pedro Santisteve y el resto del equipo de gobierno (con la ausencia de Elena Giner que acaba de ser madre), han hecho el balance de la primera mitad de la legislatura como equipo que está gestionando en solitario la actividad del Ayuntamiento de nuestra ciudad.

Saben que les queda mucho por hacer, como saben que deben ser optimistas en la presentación de la labor desarrollada hasta el momento. En su haber y con la ayuda de CHA y PSOE está el haber aumentado la inversión en gasto social por habitante lo que ha situado por primera vez a Zaragoza entre las tres ciudades españolas que más presupuesto destina a estas políticas dirigidas a las personas.

Han trabajado profundamente en la defensa de los servicios públicos y en un intento mal realizado de las reinternalizaciones para algunos servicios municipales y en la apertura de la participación ciudadana, con los primeros presupuestos participativos o la elección directa de vocales en los barrios rurales. Todos estos proyectos han sido fallos de sistema, aunque hay que advertir que las zancadillas que han tenido que soportar en estos dos años, para que efectivamente no pudieran presentar un balance positivo, han sido del mismo tamaño que el de sus errores de novatos.

Quieren presentar un modelo de ciudad cercano, próximo y sostenible que parece comienza a desarrollarse y apuestan por la ciudad consolidada con inversiones en los barrios y urbanismo de las cosas sencillas, movilidad sostenible consolidando la bicicleta y apostando por el transporte limpio y de gran capacidad y una ténue lucha contra el cambio climático con cambios en la gestión de la energía, pues no es sencillo trabajar con el tamaño de minoría que tienen.

La Ley de Capitalidad, la cesión de la Avda. Cataluña, el cierre de la Avda. Tenor Fleta o la inversión en los barrios rurales, son asignaturas todavía pendientes en esos consensos y acuerdos que quieren terminar para la ciudad en los dos años que restan.

En la parte negativa, sin duda, la disfuncionalidad de las relaciones con el resto de fuerzas políticas del Ayuntamiento de Zaragoza, imposibles en algunos casos, algo más sencillas de haber mejorado en otros.

Los zaragozanos queremos saber qué futuro se espera para Zaragoza, qué ideas de futuro se están fraguando, para creer o no creer en las posibilidades de un equipo, que debería haber mejorado, haber demostrado más cintura y profesionalidad en algunas materias y funciones, pero al que no se le ha dejado trabajar para aprender, lo que al final ha supuesto un problema para la ciudad, del que somos responsables, una vez más, toda la izquierda.

Julio Puente