18.12.16

Yo soy emigrante… ¿y qué pasa pues?

Yo soy hijo de un emigrante y nietos de más emigrantes. Me siento aragonés, pero desciendo de emigrantes. Me miro al espejo y me veo como un aragonés normal, sé hablar perfectamente un castellano de andar por casa e incluso es posible que mejor que algunos aragoneses de pura cepa pues mi padre nació en la frontera con Valladolid, pero estoy pensando si…, ¿me debería considerar emigrante?

Mi padre emigró desde Soria al País Vasco en tiempos en que moverse costaba muchas horas. Eso sí, sin un puto duro. Sin oficio excepto el de vaquero en el soto, pastor de cabras y vacas. Luego por amor se vino hasta el Aragón que siempre le abrazó con cariño. Un emigrante más. Y soriano. Jodo.

Mi madre no, ella era zaragozana de siempre, pero su padre era de Huesca y tuvo que emigrar a Zaragoza pues la fortuna familiar se la quedó toda ella el hermano mayor. Otro migrante que se hizo tranviario en “la capital”. La madre de mi abuela era de Gallur y también tuvo que emigrar “a la capital”, para trabajar de cocinera en casa de condes y grandes fortunas. Otra criada más, que les robaba huevos para sus hijos, a los que les sobraban huevos. De gallina, se entiende.

Soy emigrante pues mis abuelos fueron emigrantes. Mi padre fue emigrante dos veces. Mi hijo tuvo que estar medio año de emigrante en el Reino Unido. Tengo familia repartida por media España y eso que tengo muy poca. También son emigrantes. Y lo curioso de todo es que además me siento aragonés de pura cepa. Mi esposa fue emigrante cercana, pero migrante al fin. Sus primeros colegios fueron en Alagón. Otra migrante del campo a la ciudad, pasando por más campos de más pueblos donde volvía a ser emigrante en las escuelas.

¿Tú no eres emigrante? ¿Seguro? Anda…, míratelo.
 
Julio Puente Mateo