15.6.16

El poderoso es lo contrario del responsable

El poder vuelve a las personas simplemente poderosas, no más responsables, no más eficaces, no más capaces. En la inmensa mayoría de los casos, simplemente las vuelve poderosas que es mucho menos de lo que se esperaba de ellas cuando se les apoya. La diferencia entre las diversas posibilidades son tremendas, pues el poder los vuelve distantes, ajenos a la realidad que los aúpa a su nuevo puesto de responsabilidad, fríos aunque sonrían, alejados de los mismos lugares mentales que tenían antes de entrar al poder.


Lo curioso del poder es que no sólo lo practican o se contagian de él y su influjo los que realmente tienen poder ejecutivo. También los acólitos que estar envolviendo el poder se impregnan del síndrome del poder. Y eso es lo más triste pues se convierten en aplaudidores, en vez de críticos con las tonterías y las desviaciones.

Ellos no lo saben o no lo quieren saber. Lo niegan y lo negarían ante cualquier duda, incluso esas que surgen entre las sábanas de la noche apoyados en la almohada de las consultas. Pero si se ve desde fuera, se puede observar que el poder transforma y hacia la inoperabilidad. Un poderoso es mucho menos válido, aunque tenga poder, que una persona o grupo de personas que está aspirando al poder y acercándose por su valía a los puestos de poder.

Algunos “de arriba” confunden responsabilidad con poder y son dos cosas bien distintas. La responsabilidad da mucho trabajo, es muy dura, cansa, exige mucho de cada persona, es tremendamente responsable. El poder es mucho más cómodo, incluso es satisfactorio desde el descanso. El poder es convertirse en los “de arriba”, mientras que la responsabilidad es seguir siendo de “los de abajo”.
Julio M. Puente Mateo