8.4.16

El problema de las palomas torcaces es de complicada solución

Las palomas torcaces son esas aves más grandes que las palomas habituales, también ya zaragozanas, que desde hace unos años se nos han ido quedando sedentarias, pues antes eran aves sólo de paso que entraban desde el Pirineo central y oeste en otoño, para huir de los fríos del Norte de Europa desde el otoño a la primavera. Pero cada día se encuentran mejor en nuestras tierras y se quedan, para dolor de muchos ciudadanos que observan como sus excrementos, sobre todo en temporadas de celo, son un gran problema por su abundancia y textura.

Desde hace unos años, lo que eran una aves de campo, de orillas de ríos, se han ido trasladando a las ciudades, para huir de córvidos y otros depredadores y sintiéndose más seguras entre los edificios, se quedan en las zonas altas de árboles sobre todo en los parques y sobre las aceras arboladas. Eso está trayendo un gran problema de suciedad por las deposiciones semilíquidas de estas aves, que además y sobre los coches, se comen los barnices.

Todavía Zaragoza no es una ciudad con un gran número de palomas torcaces, pero si es verdad que en primavera se juntan las sedentarias y las que vienen de paso, precisamente en la época de mayor problema con los excrementos, y su número parece preocupante por la suciedad de algunas calles. Se calcula que cada año se quedan de forma sedentarias un 2% de las que llegan. Y su control es muy complicado pues los nidos los hacen en cualquier lugar, son nidos pequeños y se forman con pocas ramas lo que dificulta su acceso, a diferencia de lo que sucede con otro tipo de palomas o con la cotorra argentina.