11.4.12

Así ha funcionado hoy el Registro de parejas estables no casadas de Zaragoza

Hoy, 11 de abril de 2012, me tocaba acudir a una oficina de la DGA de acompañante; en concreto en el Registro de parejas estables no casadas, del Camino de las Torres de Zaragoza, planta primera. Tenían cita a las 10 de la mañana y las 4 personas citadas han entrado a las 9,45 hasta la oficina correspondiente. Yo me he quedado en la calle esperando. La persona que les ha atendido les ha dicho que había una pareja citada antes que ellos y que no había llegado y por eso no se les podía atender en ese momento ¿? Que esperaran en la calle. A las 10,05 han entrado de nuevo pero esta vez le he acompañado yo hasta la primera planta, en donde nos ha atendido una persona que estaba sentada en un mesa en donde había un bote portalápices con el nombre de Begoña. Como era de prever esa presunta pareja anterior que se esperaba nunca ha llegado.

Se nos ha dicho que esperáramos en el pasillo —esta vez ya no se ha atrevido a mandarnos a la calle, algo para lo que yo ya venía preparado— , en donde nos han tenido 20 minutos esperando. Viendo lo que yo veía a mi alrededor era lógico que la primera vez lo hayan querido mandar a la calle, aun habiendo sillas para esperar, pues el paisaje era complicado de asimilar para un diminuto político como yo, que observa y analiza. 

Había entre toda la planta unas 16 personas sentadas delante de ordenadores. En los 40 minutos de espera no he escuchado ni una sola tecla de ordenador que aunque poco, suenan algo. El silencio solo era roto por algún suspiro de los que esperábamos. Una persona con la pantalla girada hacia el pasillo y por ello hacia mí ha estado más de la mitad del tiempo ojeando Google e imágenes de Flick, el resto del tiempo con una pantalla en donde un formulario al que no accedía nos miraba fijamente a ella y a mi. Del resto de personas no tengo constancia aunque su congelación mirando a las pantallas me hacía pensar por momentos que se encontraban muertas. De los visitantes que molestábamos, tres de ellos habían pedido permiso en sus trabajos para estar en la cita.

A las 10,20 nos ha hecho entrar y ha solicitado los papeles la persona de la mesa con el portalápices con nombre. Ha solicitado una fotocopia de los DNI y al presentárselos nos ha dicho que no se veía bien la numeración y que así no servirían. Una de las personas le ha dicho que sí se veían, momento en el que yo he intervenido como tocapelotas y he dicho con cara de jilipollas que teniendo los DNI originales los podría cotejar, o si no, también podría hacer una fotocopia nueva que allí mismo estaba yo viendo al menos 2 máquinas de fotocopias. 

La señora de la mesa con el portalápices me ha mirada, ha puesto cara de simpatía forzada y me ha dicho que era cierto. Estaba claro que molestábamos por mirar. A partir de ese momento se nos ha quitado de en medio rápidamente con todo el sarcasmo ácido del que hacía gala. Los testigos han firmado en una hoja pero curiosamente no les han preguntado absolutamente nada de nada sobre los que acudían allí como pareja estable, cuando es obligación saber, si además de firmar efectivamente los conocen de algo a través de unas preguntas simples.

Revisado el papeleo, pequeño expediente de 4 páginas, se nos ha dicho que en unos 45 días se nos devolvería terminado. ¿Y tantos días para qué?, pero antes teníamos que subirlo hasta la segunda planta a Registro para entregarlo. Es decir, no podía ella misma quedárselo y admitirlo, sino que los “clientes” debimos subir una planta para allí entregarlo a otra persona. Así lo hemos hecho, tras intentar que se me explicara con posterioridad por qué tal procedimiento que consideraba absurdo. Como es lógico sin éxito ni en el Registro ni en la Oficina que pone en la puerta “Registro de parejas estables no casadas”. Re-gis-tro

En los 40 minutos estorbando en esta oficina grande y muy bien dotada de máquinas expendedoras de café, no hemos visto actividad que no fuera de los propios trabajadores saliendo y entrando. Tanto que al volver a la primera planta tras 2 minutos en la segunda, para preguntar yo por el procedimiento, la persona sentada en la mesa con portalápices con nombre ya no estaba, y su compañera me ha dicho que había salido.

A mi, por los años que tengo, me ha costado muchas manifestaciones y peleas tener un Gobierno en Aragón. No esperaba que al final entre todos dejáramos que se convirtiera en algo así. Creo por encima de todo en su eficacia, en su necesidad, pero debemos ser todos nosotros, y más las personas que nos consideramos de izquierdas, las que debemos evitar estos abusos, estos despropósitos que Woody Allen emplearía perfectamente para hacer cine. Conozco a funcionarios que trabajan muy duro y deben ser ellos los primeros que denuncien estos usos, para que se restituya el respeto hacia su trabajo.

La solución puede pasar por que existan desde los partidos políticos serios y con ganas de trabajar por la sociedad, la figura de inspector civil con la responsabilidad de levantar actas privadas para dar a conocer estas actuaciones ilógicas de uso absurdo del patrimonio de gestión en la política, para evitar despropósitos en la administración que tanto nos cuesta y tan pocos respetos merece por parte de todos.
En esta oficina visitada hoy por mi hay un gestor, hay un responsable, de eso estoy seguro. Alguien que ve todos los día lo que yo he observado. No es posible consentir esta actividad tan frenética con la que está cayendo en España. Va en juego la credibilidad —poca ya— de la política, y los primeros responsables somos nosotros, los que desde dentro, con mucho o poco trabajo político, ejercemos la responsabilidad de lograr que esto funcione. Esta figura de inspector interno puede ser construida desde el organismo que se crea oportuno, con potestad o no para visitar y preguntar, para levantar actas y darle valor de inspección real a lo observado. Que nadie confunda la terrible palabra de “Comisario político” con lograr que la administración funcione mejor, pues si no se nos va al garete todo. ¿Qué pensaría un alemán si hubiera observado este tipo de realidades, de absurdos usos de la gestión administrativa?